Zurbaran nació en un pueblo de la provincia española de Badajoz y se convirtió en uno de los artistas más importantes de la escuela de Sevilla. Durante el siglo XVII Sevilla fue uno de los centros artísticos más activos de España y fue también el lugar de nacimiento de Velázquez y Murillo. El naturalismo de Zurbaran le trajo, alrededor de 1630, numerosas comisiones de toda Andalucía. Su estilo austero y sencillo era particularmente adecuado para transmitir el espíritu y el mensaje de la Contrarreforma, que exigía un retorno a una religiosidad pura y ascética. Sus pinturas religiosas combinan la naturaleza mística del sujeto con un profundo sentido de la humanidad de acuerdo con los renovados preceptos de la fe.